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El contrato psicológico: Cuando sentís que algo cambió en tu trabajo (pero quizás fuiste vos)

El contrato psicológico: Cuando sentís que algo cambió en tu trabajo (pero quizás fuiste vos)

¿Alguna vez sentiste que tu trabajo ya no te queda como antes? Quizás pensaste que la empresa cambió, pero... ¿y si quien cambió fuiste vos?

¿Alguna vez sentiste que tu trabajo ya no te queda como antes? Quizás pensaste que la empresa cambió, pero... ¿y si fuiste vos?

Día a día me encuentro con esta situación. Personas frustradas con su trabajo, quejándose todo el tiempo.

"La empresa cambió", me dicen una y otra vez. Pero charlando, caemos en la cuenta de algo clave: no es tanto la empresa la que cambió, sino las personas que la conforman.

¿Por qué nos cuesta tanto ver nuestros propios cambios? ¿Miedo al crecimiento?

Como facilitadora de procesos de cambio y especialista en el mundo HR, veo esto seguido. Eso es el famoso "contrato psicológico" del que tanto se habla en el ámbito de Recursos Humanos.

La queja constante es una señal poderosa. Nos dice que algo no está alineado, pero a menudo la interpretamos mal. Creemos que es el mundo exterior el que cambió, cuando en realidad somos nosotros quienes dimos un salto cuántico a otra etapa de la vida.

La queja como termómetro del cambio interno. ¿Cómo usar esto de manera constructiva?

Me acuerdo de un caso. Le voy a llamar "V". Había sido madre hace poco. Su vida personal había dado un giro de 180 grados, pero esperaba que su vida laboral siguiera tal cual. Alerta de spoiler: no funciona así.

Entonces, ¿cómo podemos empezar a pensar en un cambio cuando notamos que nuestro contrato psicológico ya no es el mismo? Acá van tres tips que siempre comparto:

  1. Hacé un "inventario de valores": Anotá qué es lo que más valorás ahora en tu vida. ¿Tiempo libre? ¿Desafíos intelectuales? ¿Estabilidad? Compará esto con lo que valorabas cuando arrancaste en tu trabajo actual. Por ejemplo, cuando realicé mi propio inventario de valores, noté que la flexibilidad horaria se había vuelto mucho más importante para mí que el salario fijo.
  2. Imaginate tu día ideal: ¿Cómo sería un día perfecto para vos ahora? Describilo en detalle y fijate qué tan lejos (o cerca) está de tu realidad actual.
  3. Buscá referentes: Pensá en personas que admires y que estén en una etapa similar a la tuya. ¿Cómo manejan ellos su vida laboral?

Estos ejercicios son super potentes. ¿Cómo puedo incorporarlos más en mi vida y no sentir que son idílicos, utópicos y hasta incluso frustrantes?

La clave está en comenzar con pasos pequeños. No se trata de modificar todo de un día para el otro, sino de ir ajustando gradualmente.

Algo que siempre recomiendo es volver a calibrar. Tomate un momento para evaluar cómo estás en el aquí y ahora. ¿Qué necesitás realmente? ¿Qué podés negociar y qué es innegociable?

Pero ojo, este proceso no es solo introspectivo. Es clave generar intercambios permanentes con los líderes. Expresar lo que te pasa no solo te ayuda a vos, sino que les da la oportunidad a ellos de crecer en su rol y acompañarte mejor. Y por supuesto, quienes ocupan roles de liderazgo estén atentos a esto y hagan su parte. Los vínculos, de cualquier índole, son de más de una persona. ¡No olvidemos esto! 

La comunicación como puente. ¿Cómo podemos mejorar este diálogo en las organizaciones?

Me acuerdo cuando "V" finalmente habló con su jefe. Estaba nerviosa, pero se sorprendió al descubrir que su líder estaba abierto a explorar opciones. En conjunto, encontraron una forma diferente que se adaptaba mejor a su nueva realidad. Vos me vas a decir que no siempre se consigue esto porque los negocios tienen sus formas de hacer las cosas, pero yo ahí te digo, entonces, ese lugar ya cumplió su ciclo. Y te pregunto, ¿cuánto tiempo vas a dilatar la decisión de saltar?

Cada vez que acompaño a alguien en este proceso, también aprendo algo nuevo sobre mí misma. Es como un espejo que me ayuda a ver mis propios cambios y desafíos.

El contrato psicológico es un acuerdo vivo, que respira y evoluciona dentro nuestro. Reconocer cuando ya no nos queda cómodo es el primer paso para crear una vida laboral más auténtica y satisfactoria.

¿Cómo viene tu contrato psicológico actual? ¿Te cierra? ¿Te sentís satisfecho? ¿Motivado?

Muchas preguntas por responder, ¿no? ¿Cómo vienen las respuestas? ¿Te animás a decirlas en voz alta para que se concreten?

¿Te animás a hacer tu propio inventario de valores esta semana? Contame qué descubrís. Estoy disponible para escucharte y, si lo deseás, para acompañarte en este camino de redescubrimiento.

¿Alguna vez sentiste que tu trabajo ya no te queda como antes? Quizás pensaste que la empresa cambió, pero... ¿y si quien cambió fuiste vos?

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